La localización de la mente en el cuerpo

Pasan las décadas en la historia de la psicología y de la neurociencia, pero seguimos sin atribuirle un lugar específico a la mente; es el cerebro el conjunto de órganos al que le atribuimos esa capacidad para albergar la vida mental. ¿Pero es esto acertado?
La teoría dualista de Descartes es posiblemente el primer gran esfuerzo de la humanidad para localizar esa vida mental en la anatomía humana: el francés propuso la glándula pineal como la estructura de la que emanan nuestros pensamientos. Descartes era un firme defensor de la división entre cuerpo y espíritu, algo que no se sostiene científicamente.

La mente más allá del cerebro

 Tenemos una tendencia casi instintiva a creer que las mentes están en nuestras cabezas. Muchos científicos, tanto en psicología como en neurociencias, asumen que la mente está ubicada en un lugar concreto del cuerpo. 
Otro investigadores han hecho lo contrario, asociando la mente a localizaciones más grandes.Por ejemplo, desde la teoría de la embodied cognition se considera que las posiciones, movimientos del cuerpo, así como los estímulos que captan, forman parte de la vida mental, ya que condicionan lo que pensamos y lo que sentimos.

La pregunta fundamental: ¿existe la mente?

Los psicólogos conductistas se han caracterizado justamente por rechazar la existencia de algo llamado mente... o al menos, una que pueda ser localizada en algún lugar.
Desde esta perspectiva, creer que la mente es algo similar a un objeto o un sujeto es el resultado de haber caído en una trampa conceptual. La mente no es una cosa, es un proceso.
Y es que si algo caracteriza a nuestras experiencias y a nuestra manera de comportarnos es que siempre se da en circunstancias diferentes. 

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